El mercado no sustituye al Estado, ni el Estado debe sustituir al mercado. 

16.06.20 08:52 PM Por Marco Gutierrez

Anteproyecto Programa Sectorial de Energía 2020 2024

El  anteproyecto del Programa Sectorial de Energía 2020-2024 se sustenta en la premisa que "durante sexenios pasados no se orientó a satisfacer las necesidades de la población". Las necesidades de la población en materia eléctrica son y serán de cobertura y suministro a precios competitivos, siempre con responsabilidad con el medio ambiente.  El fortalecimiento de empresas estatales para alcanzar este objetivo ya ha probado ser un fracaso en México y en el mundo, y volveremos a cometer el mismo error si no corregimos el rumbo. La única  manera para que una industria sea eficaz y eficiente, es a través de un régimen de mercado que promueva la competencia equitativa entre participantes bajo la vigilancia del Estado, quién debe actuar con trato igualitario y responsabilidad social con los más desprotegidos.  Si bien el mercado no sustituye al Estado, el Estado tampoco debe sustituir al mercado. 


 El punto de partida del análisis del Programa es el año 2018. El documento expone que la capacidad de generación de CFE y los PIE suma casi 80%., mientras que la de los privados es tan solo del 20%. Con respecto a la transmisión y distribución, el 100% e pertenece a CFE.  La participación de las empresas privadas solo representó el 14% el consumo nacional. Es decir, la gran mayoría de la industria eléctrica sigue perteneciendo a la CFE y el sector privado es naciente y sólo representa una pequeña porción. El nuevo modelo de desarrollo indica que se debe fortalecer a la CFE, es decir, disminuir todavía más la participación privada, acabar con ella, dejando sin opciones al consumidor final. La consecuencia será el corporativismo, los sindicatos todopoderosos y la ineficiencia operativa. Con el tiempo se verá reflejada en el aumento de tarifas o en la aparición de subsidios cruzados.  Ese modelo ya lo conocemos y generó pérdidas anuales millonarias que requerían del presupuesto gubernamental para poder mantener a la CFE y a la extinta Luz y Fuerza del Centro . Todos pagábamos, de una forma u otra, la ineficiencia operativa de las empresas "productivas" del Estado.


La estrategia para bajar las tarifas eléctricas y tener un entorno más competitivo a nivel internacional fue crear un mercado competitivo nacional que en el mediano plazo generara eficiencias operativas. Por eso se implementó una estricta separación legal de la CFE. El fundamento persiste y seguía los mejores principios internacionales que se han seguido durante los dos últimos siglos y que han probado ser la mejor solución. Solo como ejemplo hay que señalar la separación de Standard Oil, Bell, AT&T y Microsoft, entre otras, dónde el Estado intervino precisamente porque el mercado no puede sustituir al Estado., pero tampoco el Estado debe sustituir al mercado.


Se argumenta que la CFE carece de recursos para modernizar la Red de Transmisión y la Red de Distribución. La realidad es que las tarifas que cobra la CFE por estos conceptos deberían permitirle modernizar las redes si las comparamos con las tarifas que se cobran en otros países desarrollados. El problema radica en la falta de eficiencia y eficacia  de la CFE, que no le permite operar las redes con los recursos con lo que cuenta y menos invertir en  modernizar las redes para dar la bienvenida a energía renovables.  Las energía renovables no han debilitado las finanzas de la CFE, es su propia falta de eficiencia y eficacia la que ha generado esa merma financiera. Decir que lo que cobra por tarifas la CFE no le alcanza, es reconocer abiertamente su ineficiencia. 


En resumen, la CFE está quebrada y no puede competir con la eficiencia y eficacia de la inversión privada en un mercado competitivo, por lo que el Estado quiere justificar acudir a su rescate a través de recuperar el monopolio de la industria y trasladar los costos de la ineficiencia a los consumidores finales, sin que haya competencia privada alguna que lo exponga.

Marco Gutierrez